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Lleida2116281984
Madrid2818202995

Hiopos Lleida

84

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Lleida2116281984
Madrid2818202995

95

Real Madrid

Hiopos Lleida

84

-

95

Real Madrid

  • Q1
    21- 28
  • Q2
    16- 18
  • Q3
    28- 20
  • Q4
    19- 29

Hay cosas que no cambian. La historia, por ejemplo. La del Real Madrid, con su maquinaria de demolición a pleno rendimiento, con su plantilla de lujo y su inercia de campeón. También la del Hiopos Lleida, un equipo que juega con más corazón que presupuesto, que sueña con gestas imposibles y que, en días como estos, descubre que la realidad tiene otras reglas. En el Barris Nord, los blancos se llevaron el partido (84-95), sumaron un triunfo más para liderar en solitario la Liga Endesa y dejaron la sensación de que, cuando las cosas se complican, siempre hay un par de manos que les empujan en la dirección correcta.

Porque el Hiopos Lleida plantó cara. Y no solo en el marcador. También en actitud, en orgullo y en esfuerzo. Y, por momentos, parecía que la épica estaba al alcance de la mano. Pero la diferencia entre soñar y ganar en esta liga no siempre la marcan los jugadores.

El Madrid llegó al Barris Nord con la mirada torva y los dientes apretados. La doble derrota en Estambul dolía en la piel de un equipo que no está acostumbrado a perder. Salieron como un vendaval, imponiendo su ley sin discusión. En menos de un minuto, siete puntos arriba. Un triple de Abalde, el dominio imponente de Tavares en la pintura y la sensación de que esto sería un trámite más en su hoja de ruta hacia la Copa del Rey.

Pero el Hiopos Lleida no se dejó amedrentar. Corey Walden, con dos triples consecutivos, encendió la grada y recordó a los suyos que no estaban allí para rendirse. Aun así, el Madrid golpeaba sin piedad. Un parcial de 5-19 en apenas cinco minutos dibujó un escenario previsible: los de Chus Mateo campaban a sus anchas y el equipo de Gerard Encuentra parecía destinado a ser una mera comparsa. Pero hay algo en este Lleida que le impide caer sin pelear.

La resistencia comenzó a forjarse en defensa, con una intensidad que asfixió por momentos el ataque blanco. Bozic y Hamilton se echaron el equipo a la espalda y con un triple de Muric, la distancia se redujo. Kenny Hasbrouck, con su experiencia y su descaro, anotó otra bomba sobre la bocina y de repente, contra todo pronóstico, el Hiopos estaba de vuelta en el partido (21-28).

En el segundo cuarto, los locales se desataron. Jugaron con descaro, con ambición, como si la diferencia presupuestaria no existiera. Johnny Hamilton impuso su ley bajo los aros y Van der Vuurst dirigió con el descaro de un veterano. Cuatro asistencias y dos puntos en apenas cinco minutos encendieron la mecha. Y el pabellón se vino abajo cuando, en el minuto 16, un pase milimétrico del base holandés encontró a Bozic en la esquina. Triple. El Barris Nord rugió. Y por primera vez en la mañana, el Madrid miró el marcador y vio algo que no esperaba: el Hiopos Lleida iba por delante (33-32).

Pero la diferencia entre un campeón y un aspirante no está solo en el talento, sino en la capacidad de respuesta. Hezonja y Campazzo se encargaron de recordarlo. Dos triples letales, una defensa más agresiva y, en un abrir y cerrar de ojos, los blancos volvían a mandar. Un parcial de 4-14 devolvió el control al Madrid antes del descanso (37-46).

El tercer cuarto: la guerra sin cuartel

A la vuelta de vestuarios, el guión parecía claro: el Madrid ampliaría su ventaja y el partido quedaría sentenciado. Y durante unos minutos, el plan se cumplió. Llull, con cinco puntos consecutivos, puso la diferencia en los diez puntos (42-52).

Pero entonces llegó la respuesta del Lleida. Una racha de cuatro triples consecutivos, uno tras otro, con una puntería letal, puso el partido en un puño. La defensa local rozó la perfección y el Madrid empezó a sentirse incómodo. En el último minuto del cuarto, Hasbrouck forzó dos tiros libres y los convirtió. Por primera vez en mucho tiempo, los burdeos iban por delante en un partido que parecía escrito de antemano (65-64).

Pero claro, el guión tenía más páginas. Llull, que de estos partidos sabe un rato, se inventó un 2+1 sobre la bocina para devolver la ventaja a los suyos (65-66).

El poder y la costumbre

Y entonces, ocurrió lo de siempre. Lo que tantas veces se ha visto en este deporte. Lo que no sorprende a nadie. El Madrid subió una marcha. Los tiros comenzaron a entrar, la defensa se endureció, la diferencia física se hizo evidente… y las decisiones arbitrales empezaron a inclinar la balanza. Un par de contactos en la pintura que no vieron los colegiados, una antideportiva rigurosa que dejó al Lleida con cuatro jugadores, un par de faltas dudosas señaladas a Van der Vuurst y Oriola que los enviaron al banquillo antes de tiempo. Pequeñas cosas. Detalles. Lo justo para frenar la rebelión.

Los blancos olieron la sangre y no perdonaron. En apenas tres minutos, encadenaron un parcial de 12-2 y mataron el partido (67-79). El Lleida intentó resistir, pero el castillo ya estaba en ruinas. El Madrid se limitó a gestionar la ventaja con la frialdad del que sabe que, pase lo que pase, la historia le pertenece.

El marcador final (84-95) reflejó lo que muchos esperaban, pero no lo que el partido contó. Porque en el Barris Nord, más allá del resultado, hubo un equipo que creyó en el milagro, que se rebeló contra el destino y que estuvo a punto de cambiar la historia. Hasta que alguien decidió que ya era suficiente.

Porque, al final, en el baloncesto, como en la vida, hay partidos que se juegan en la cancha y otros que se deciden en despachos, miradas y silbatos. Y en esas batallas, hay equipos que nunca parten con las mismas armas.

El Hiopos Lleida perdió, sí. Pero en la memoria de los que estuvieron allí quedará la certeza de que, por unos minutos, el gigante tembló. Y eso, aunque no sume puntos, vale más que muchas victorias.

Esto es baloncesto, esto es la Liga Endesa.

Ficha técnica

84- Hiopos Lleida (21+16+28+19): Walden (9), Bropleh (11), Paulí (2), Madsen (2), Oriola (10)– cinco inicial- Villar (-), Van der Vuurst (12), Hamilton (10), Bozic (12), Muric (8) y Hasbrouck (8).

95– Real Madrid (28+18+20+29): Abalde (10), Campazzo (17), Hezonja (22), Tavares (10), Llull (16) -cinco inicial- Smith Jr (-), González (2), Fernando (11), Feliz (4) y Ndiaye (3).

Árbitros: Antonio Conde, Luis Miguel Castillo y Guillermo Rios. Eliminados: Oriola (min. 28) y Van der Vuurst (min. 38).

Incidencias: Partido correspondiente a la duodécima jornada de la fase regular de la Liga Endesa disputado en el Barris Nord (Lleida) ante 6.016 espectadores.

Foto: X(Twitter) Hiopos Lleida.

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