Balonc€sto €spañol

¿Qué está pasando? La gran pregunta actual del off season
El período estival siempre trae consigo incertidumbre y dudas respecto a la configuración final de las categorías del baloncesto federativo español. Las permutas, compraventa de plazas y, desgraciadamente, desapariciones, nos suelen visitar a lo largo de los meses estivales. Ya estamos acostumbrados a esta situación. Sucede con tanta frecuencia que, los seguidores habituales del baloncesto federativo, nos hemos insensibilizado. De hecho, lo tratamos como un tema trivial, pasando por ello de puntillas y archivándolo en la carpeta de “son cosas que pasan”. Entonces ¿Qué ha sido distinto este año? ¿Por qué nos hemos planteado abordar el tema, desde BasketPasión? (El año pasado ya hablamos de la desaparición de Navarra) La respuesta es que las irregularidades se han masificado y llegado explotar en los últimos días. Ya supimos que el CB L’Hospitalet renunciaba a su plaza de segunda FEB y que permutaría con el CB Tarragona; de esta manera, los tarraconenses continuarán en dicha categoría y los del Llobregat pasarían a jugar tercera FEB. Hasta allí, nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, durante esta semana nos han sacudido malas noticias: desaparición de Bembibre, la renuncia del CB Alcobendas a las plazas de Liga Challenge y de la antigua liga EBA masculina (tercera FEB), sumada a la renuncia del CB Armilla a su plaza. Ante esta abundancia de malas nuevas surge la pregunta: ¿A qué vienen tantas renuncias? Aparte de todo esto, también hay que estar atentos a la situación económica de los clubes más importantes de nuestro baloncesto, como Movistar Estudiantes y Real Betis Baloncesto, ya que sobre ellos se cierne una nube de incertidumbre en cuánto a su continuidad. Intentemos encender una luz entre las densas tinieblas.
Show me the money: Pagando San Pedro Canta
El motivo detrás de todo este lío de permutas, renuncias y demás, es obvio: el dinero. La mayoría de clubes que conforman el panorama baloncestístico español, se las ven y se las desean para cuadrar sus cuentas. Los principales responsables de estas dificultades económicas son: La escasez de patrocinadores; la imposibilidad de recaudar de forma conveniente de los royalties que generan las visitas de los partidos en las diferentes plataformas de transmisión; finalmente, el desinterés habitual y creciente de las instituciones públicas para apoyar estos proyectos. Cualquiera que desconozca los montos que deben afrontar los equipos para poder jugar en estas categorías, podría imaginar que no es tanto dinero. Spoiler alert: Están equivocados. No ahondaremos estos datos en el presente artículo, sino que lo dejaremos para otro más adelante. Pero que quede claro que, incluso una liga no profesional (como la EBA) requiere una inversión inicial importante y un gasto durante toda la temporada de dimensiones estratosféricas, para entidades que cuentan con recursos económicos muy limitados. La solución no es fácil y lo sabemos. La federación no debe actuar como un padre que le da todos los caprichos a sus hijos. Sin embargo, la presión financiera a la que se ven sometidos los clubes por parte de la misma, es enorme. Entendemos que hay gastos obligatorios: las inscripciones o el pago de los derechos de arbitraje. Pero, desde nuestra perspectiva, el aval que se exige es evidentemente desproporcionado; tengamos en cuenta que, hasta este año (no sabemos lo que ocurrirá a partir de ahora) sólo la liga femenina Endesa y la actual primera FEB (otrora LEB Oro) tienen la consideración de competición profesional. Se están exigiendo obligaciones federativas a equipos que militan en categorías semiprofesionales o directamente no-profesionales.
La Federación Española se jacta de llamarse a sí misma “La Familia”. Como sucede en casi todas las familias: hay una parte que tiene un estatus socio-económico estable, preponderante, e incluso por encima de la media, y parece de serie televisiva (en las que sólo se ven las bondades); pero al rascar la superficie para ahondar un poco en la dinámica familiar, observamos que la parte menos afortunada se está desangrando despacio y víctima de una indolencia absoluta. Aunque sea difícil de creer, esta hemorragia puede derivar en una herida mortal, a futuro. Tirando por arriba y viendo a dos de los finalistas de la ACB, donde aspiran llegar todos los jugadores de estas categorías, sobre todo los jóvenes, el panorama es desolador. Dos de los equipos que han llegado a las semifinales y uno a la final, si sumamos el número de jugadores nacidos en nuestro país (sin contar los cupos) el resultado es dos. Curiosamente, ambos del mismo equipo. Es decir, que el otro equipo tiene cero jugadores nacidos en España.
Señores de la Federación: el problema está encima de la mesa. De nada sirve obligar a tener jugadores de formación en la pista, de nada sirven los cupos si en la base no hay nada. Siéntense y arreglenesto, de lo contrario, en algún momento, tendremos que responder aquella famosa pregunta que daba nombre a un disco de Molotov: ¿Dónde jugarán l@s niñ@s?
Imagen: Montaje de Rebeca Prieto

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