Palmer – Fibwi, el campeón contra su verdugo

La liga regular de Segunda FEB llega a su fin, y lo hace con un plato fuerte reservado para la jornada 26: un derbi balear entre el Fibwi Palma y el Palmer Basket, este sábado 19, a las 20:00, en el Palau d’Esports de Son Moix. No es un partido cualquiera. Ni por la rivalidad entre ambos clubes, ni por lo que hay en juego, ni por el contexto que rodea a cada equipo. Se enfrentan dos plantillas con aspiraciones ambiciosas, con trayectorias bien distintas en esta fase regular, pero con mucho que decir todavía en lo que queda de temporada.
Para el Palmer Basket, el choque tiene un cariz distinto. Hace dos jornadas que el equipo dirigido por Marco Justo selló matemáticamente la primera posición del grupo Este, logrando así el billete directo a la eliminatoria por el ascenso a LEB Oro, donde se medirá al campeón del grupo Oeste, todavía por definir, en un duelo a cara o cruz. Con 23 victorias y solo dos derrotas, han dominado el campeonato de principio a fin, con una autoridad incontestable. Una plantilla profunda, equilibrada, con calidad individual y automatismos colectivos que han marcado la pauta durante meses.
Las dos derrotas que pesan
Sin embargo, no todo ha sido armonía en su camino hacia la cima. Las dos únicas derrotas sufridas esta temporada son precisamente un espejo incómodo. La primera llegó frente al Class Bàsquet Sant Antoni, en un partido en el que el equipo menorquín expuso algunas grietas en la solidez palmesana. Y la segunda, más significativa aún, fue ante su rival de este sábado: el Fibwi Palma. El equipo de Pablo Cano fue capaz de frenar al gigante y lograr un triunfo de prestigio que ahora cobra todavía más valor. Ese precedente añade una capa de interés a este enfrentamiento, y también sirve como recordatorio para el Palmer de que no hay rival pequeño cuando la motivación del adversario es máxima.
Y eso es precisamente lo que tendrá el Fibwi Palma: una motivación extra, casi desbordante. Porque si bien el Palmer ya ha hecho los deberes, los de Son Moix aún se juegan mucho. Actualmente ocupan la tercera posición del grupo con un balance de 16 victorias y 9 derrotas, pero la igualdad en la zona alta de la clasificación hace que no tengan nada asegurado. Una derrota ante el líder podría abrir la puerta a un triple empate con Lliria y con el ganador del duelo directo entre CB L’Horta Godella y CB Prat, que también se enfrentan este sábado en un cruce de alto voltaje. En ese hipotético empate a tres, el Fibwi podría caer hasta la quinta posición, con las implicaciones que ello tendría de cara al cuadro de los play-offs: rivales más exigentes, desventaja de campo y un camino hacia el ascenso mucho más empinado.
De ahí que el partido de este sábado no sea solo una cuestión de orgullo balear o de derbi regional. Para el Fibwi Palma, es una cuestión de supervivencia competitiva. Es asegurar la mejor posición posible para encarar las eliminatorias con garantías. Es consolidar una temporada notable en lo clasificatorio con una actuación que refrende sus credenciales de aspirante serio. Es, también, la oportunidad de demostrar que aquel triunfo ante el Palmer en la primera vuelta no fue casualidad, sino una manifestación legítima de que este equipo, cuando está concentrado y acertado, puede plantar cara al mejor conjunto del grupo.
¿Relajación o motivación para el Palmer?
Y si alguien cree que el Palmer llegará a Son Moix relajado, podría equivocarse… o no. Por un lado, es evidente que la clasificación ya no tiene secretos para ellos. Todo lo que podían lograr en esta fase regular ya está conseguido. Podría entenderse, por tanto, que el equipo reserve esfuerzos, rote jugadores o simplemente baje el nivel de tensión competitiva. Más aun teniendo en cuenta que dentro de unas semanas tendrán el reto más importante del año, la eliminatoria por el ascenso directo, y cualquier contratiempo —una lesión, una sobrecarga, una sanción— podría ser letal. Pero, por otro lado, es un derbi. Y los derbis tienen vida propia. Son partidos donde las emociones pesan tanto como la táctica, y donde los jugadores y entrenadores se vacían independientemente del calendario.
Además, el recuerdo del último precedente y el deseo de venganza deportiva podrían servir como gasolina extra para el Palmer. El deseo de cerrar la fase regular con 24 victorias y solo dos derrotas también puede tener un componente simbólico que no conviene despreciar. Aunque no haya puntos extra en juego, sí hay reputación, ego competitivo y orgullo.
Una mácula en una hoja casi perfecta
Pero más allá de lo puramente deportivo, el partido también se verá inevitablemente envuelto en el eco de la polémica que ha acompañado a la temporada. La no comparecencia del Palmer en la visita del Santfeliuenc, alegando un brote de gripe que afectó a buena parte de la plantilla, y la posterior decisión de la Federación Española de Baloncesto de permitir la repetición del partido —algo insólito en el actual ecosistema del baloncesto español— generó un importante malestar en el resto de los equipos del grupo. Muchos vieron en esa medida una concesión injustificada que no se habría tomado con otros clubes, y que desvirtuaba el criterio de igualdad competitiva. Incluso en competiciones de mayor calado, como la Euroliga, no se han contemplado decisiones de este tipo. El episodio dejó una mancha en el recorrido impecable del Palmer, un asterisco molesto en una hoja de servicios por lo demás excelente.
Mientras tanto, el Fibwi Palma mira también de reojo hacia otros escenarios. Con especial atención al Pabellón Municipal de Tarragona, donde el colista recibe al Nadunet Refitel Bàsquet Lliria. Y, sobre todo, al choque entre Godella y Prat, donde dos rivales directos se juegan, igual que el Fibwi, su destino en el tablero de los play-offs. Esa combinación de partidos en paralelo puede convertir la jornada en un festival de emociones cruzadas, de ojos pendientes del marcador del vecino, de ecuaciones clasificatorias que cambian al ritmo de cada triple.
Todo está por escribirse
Con todos estos ingredientes, el duelo entre Fibwi Palma y Palmer Basket se convierte en una de las citas más esperadas del año. Un derbi con sabor a revancha, a cuentas pendientes, a estrategia y a intensidad. Un choque entre el campeón indiscutible y uno de los pocos capaces de ponerle en apuros. Un partido con implicaciones clasificatorias, narrativas cruzadas y un trasfondo emocional que desborda los márgenes de lo puramente táctico.
Este sábado, a las 20:00, Son Moix será el epicentro del baloncesto balear. El lugar donde dos equipos que se conocen bien, que se respetan y se enfrentan sin complejos, cerrarán una fase regular que ya es historia… con la vista puesta en todo lo que aún está por escribirse.Fotografía de Manu Mielniezuk
