Badalona y la Copa del Rey, una dupla excepcional
Aún con la resaca copera en el cuerpo y aprovechando el parón de nuestro baloncesto por selecciones, me dispongo a contar como ha sido, desde mi punto de vista, vivir esta preciosa Copa del Rey en Badalona.
Una Copa que se llevó a casa el Unicaja de Málaga, tras hacer un torneo excepcional eliminando al Barça en cuartos, Madrid en semifinales y Lenovo Tenerife en la final. Los malaguistas rompieron además la increíble racha de los ya mencionados culés y merengues, que se venían repartiendo el título desde la temporada 2009/2010.
Entrando ya en lo que he vivido, creo que es justo comenzar hablando del perfecto anfitrión que ha sido la ciudad de Badalona. Anfitriona de una copa que ya está siendo catalogada como una de las mejores de la década, no solo por resultados deportivos, sino también por todo lo que la ha rodeado (ambiente, fan zones, actividades…).
Además del papel de Joventut Badalona. Como el equipo fue capaz de superar el enorme reto de enfrentarse a todo un Baskonia en semis, y lo cerca que se quedó de estar en la gran final. Como aficionado desde hace años, nunca había visto tanta gente animando de esta forma (en especial jóvenes). Muchas caras nuevas, y mucho verde y negro en locales, balcones… y un reclamo a gritos de una grada de animación (esa que se lleva prometiendo desde hace tiempo).
Personalmente, ha sido una experiencia nueva. El año pasado viajé a Granada. Una ciudad que desconocía y que exprimí al máximo durante los cuatro días de competición. Sin embargo, al conocer Badalona como la palma de mi mano, esa parte la he saltado. A diferencia de Granada, donde desde primera hora estaba en la calle, aquí no era hasta después de comer.
Por supuesto, esto no significa que no haya disfrutado. De hecho, más que el año pasado. La comunión entre aficiones que ha habido en Badalona ha sido algo inolvidable. La noche del sábado tuvo lugar la «Nit de la Copa«. El primer evento nocturno con aficiones de distintos equipos, y que albergó a más de 10.000 personas.
Además, en el campo se pudo ver como esta conexión entre aficiones también se llevaba a cabo. Al terminar el Joventut-Tenerife, los aficionados canarios abrazaron a los seguidores verdinegros y cantaron «Força Penya«. Similar al final del derbi canario, con ambas aficiones al grito de «pío pío«. Y así muchos ejemplos más, sin olvidar por supuesto lo ocurrido en el descanso de la preciosa final del domingo, donde los más de 11.400 espectadores disfrutaban con la música como si de una discoteca se tratara.
En la calle el ambiente era brutal, y son muchos los amigos y conocidos que se pasaron por las afueras del Olímpic tan solo para verlo y disfrutar. Miles de camisetas y colores diferentes que tiñeron Badalona.
Y antes de comentar mi única queja, me gustaría remarcar, como fan del baloncesto base, lo que se vivió el domingo al mediodía. La final entre Barcelona y Real Madrid batió el récord histórico de asistencia. 8.630 espectadores. Sí, han leído bien. El doble del anterior récord, precisamente el año pasado en Granada, de 3.814. El tener una final Barça-Madrid, junto a la entrada gratuita y la buena hora, hicieron que todas estas almas contemplaran una de las mayores exhibiciones de la historia. Los 56 puntos y 33 rebotes del pívot madridista Mahamadou Landoure.
Pese al gran error de la ACB con los precios, donde está claro que se equivocaron de forma descarada (sobre todo se pudo ver los primeros días), Badalona se ha ganado a pulso ser una de las ciudades que repite sede cada ciertos años. Precisamente hoy se ha sabido que ya se ha presentado solicitud para albergar la Copa de 2026 en Badalona (el año que viene, Málaga, y en 2025 Valencia). Y, visto lo visto, sería totalmente merecido.
Imágenes cedidas por la web de la ACB.