Vivir la pasión en naranja

Uno de los días más importantes de mi vida y baloncesto llevo a mis espaldas “una jartá”. El mundo de la canasta recorre mis venas. Esa pasión que marca el nombre de un sueño como el proyecto nacido hace tres años hoy tocará su punto más álgido.
Todo gracias a un mundo naranja que respira y que da vida unos 260 kilómetros al norte de donde yo pazco. Un mundo en la versión más bonita en color naranja con unos valores humanos que ningún diccionario es capaz de definir. Un mundo de buena gente que no tiene miedo a gritarme “hermano” y que yo acepto con todo el cariño y con los pelos como escarpias.
Hoy una “misión de humanos” con el fin de pasarlo bien y de apoyar a su equipo, a mi equipo, camino de Estepona quiere hacer un alto, una parada para recogerme, aunque David solo diga que pararon a hacer un pis, y llevarme con ellos.
Hoy las puertas de La Lobilla tendrán que ser derribadas cuando yo entre henchido e hinchado de la felicidad que da el acudir a una Final Four. Y no a cualquiera de ellas, sino a esa donde nuestro Recoletas Zamora, nuestro C. D. Zamarat, está presente.
El lunes quizás el mundo se pueda acabar, aunque no tiene por qué, pero yo lo habré vivido, lo habré disfrutado y lo habré llorado como ahora hago. Porque he vivido mucho de esto pero no tan en familia. No tan en naranja.
Desde aquí declaro mi idilio, mi amor eterno con Zamora, con mi C. D. Zamarat. Y no me cuesta gritarlo en público porque se me nota a diario cómo lo grito en silencio. Desde aquí, desde estas letras, mi zona de confort, te digo “sí quiero, Zamora. Sí quiero C. D. Zamarat. Sí, quiero Recoletas”. Sí, te amo con todo el corazón del mundo.
Y terceros no lo pusieron fácil, pero está buena gente naranja ayer hizo lo imposible para que un sueño inédito se cumpliera.
Los mensajes en tonos de humor, saltan ya en el whatsapp. Los nervios se apoderan este pueril hombre pendiente de aprobar su senectud. La maleta hecha, la cámara preparada, el ordenador por empaquetar… y millones y millones de toneladas en emprender esta historia que después será grabada en piedra, donde ningún huracán pueda echarlo abajo que lleve por título: Yo viví la pasión en naranja.
Gracias Zamora. Gracias C. D. Zamarat. Gracias Recoletas. Gracias porque vais a hacer que este niño con zapatos nuevos disfrute de nuevo con vosotros.
Una Final Four sin Recoletas Zamora no sería una Final Four.

Administrador